Alexander Blanco es un científico venezolano que se ha dedicado durante más de 20 años al estudio y conservación del águila arpía, una de las aves más grandes y majestuosas del mundo.
Tabla de Contenidos
Su pasión y dedicación lo llevaron a ser reconocido en 2017 con el prestigioso premio Whitley, conocido como los «Oscar Verdes».
En este reportaje, exploraremos su fascinante historia, sus desafíos y logros, y cómo su trabajo en el campo de la ciencia y la conservación está cambiando el mundo. Pero, ¿cómo comenzó todo y qué lo llevó a escalar árboles de más de 40 metros de altura para estudiar a estas impresionantes criaturas?
El amor por la ciencia y el águila arpía
Desde su infancia, Alexander Blanco estuvo influenciado por su padre, un médico urólogo que siempre inculcó en él la importancia del estudio de la ciencia.
Decidió estudiar medicina veterinaria y luego dedicarse a la investigación, buscando temas poco conocidos para ser un descubridor.
Fue hace más de 20 años cuando Alexander escaló por primera vez un árbol de 40 metros para conocer de cerca al águila arpía (Harpia harpyja). E
l amor fue a primera vista y nunca se rompió, ni siquiera cuando sufrió un grave accidente al caer de 38 metros de altura mientras intentaba poner un transmisor a un pichón de águila arpía. El golpe le provocó fracturas y una conmoción cerebral, pero nada de eso lo desanimó.
La satisfacción de ser un científico
Dedicarse a la ciencia en Latinoamérica puede ser difícil debido a la falta de recursos financieros y el apoyo de organismos gubernamentales.
Sin embargo, Alexander destaca que en Venezuela, a pesar de la situación económica, política y social que atraviesa el país, existen investigadores venezolanos que se destacan a nivel nacional e internacional.
Para Alexander Blanco, lo mejor de ser científico es descubrir cosas que no se ven a simple vista y conseguir las metas propuestas con resultados factibles y demostrables.
Su trabajo se centra en la salud ambiental, animal y humana, y en cómo la integración de estos tres aspectos conduce a la salud ecológica necesaria para que los seres vivos puedan existir en el planeta.
Ser científico implica enfrentarse a riesgos que varían según el área en la que se trabaje. En el caso de Alexander, su trabajo de campo lo expone a enfermedades como la malaria, la leishmaniasis y el dengue, entre otras. Además, el acceso a áreas naturales ubicadas en lugares remotos puede ser un riesgo en sí mismo.
Investigaciones que cambian la vida de las personas
Alexander considera que las investigaciones pueden cambiar la vida de las personas, como lo demuestran los trabajos del Dr. Jacinto Convit y el Dr. Arnoldo Gabaldón, ambos investigadores venezolanos que se dedicaron a combatir enfermedades como la lepra, la leishmaniasis y la malaria en Venezuela.
Estos ejemplos demuestran cómo la investigación científica puede mejorar la salud pública y contribuir al control y prevención de enfermedades virales y de transmisión a los seres humanos.
Inspiración y consejos para futuros científicos
Para Alexander Blanco, uno de los científicos que más lo inspira es el Dr. Jacinto Convit, a quien le pediría orientación para lograr soluciones que mejoren la salud humana y la conservación ambiental.
A los jóvenes interesados en dedicarse a la ciencia, les aconseja tener fortaleza, dedicación, trabajar sin horarios y siempre buscar soluciones a los problemas en lugar de crear más problemas.
Actualidad y proyectos en curso
Conservación del águila arpía y su hábitat
Actualmente, Alexander Blanco se dedica principalmente a cuatro aspectos: el estudio de la biología y arqueología del águila arpía, la conservación de esta especie y de su hábitat, la reducción de factores ambientales que ocasionan la pérdida de hábitat y la aparición de enfermedades, y la promoción de programas de reforestación en áreas con grandes impactos en el bosque.
Salud ecológica y sustentabilidad
Además, trabaja en la integración de la salud ambiental, animal y humana, en un concepto más amplio denominado salud ecológica, que busca establecer valores ecológicos y aprovechar los recursos naturales de manera sustentable para beneficiar a las comunidades locales con actividades amigables con el ambiente.
Reflexión y cierre
La vida y trabajo de Alexander Blanco nos demuestran cómo la pasión por la ciencia y la conservación puede llevarnos a realizar cambios significativos en nuestro entorno y en la vida de las personas. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros, como individuos, para contribuir a la conservación del medio ambiente y la protección de especies como el águila arpía?
¿Cómo nuestras acciones diarias pueden marcar la diferencia en el mundo?
Te invitamos a reflexionar sobre estas preguntas y a compartir este reportaje en tus redes sociales para difundir la historia y el trabajo de Alexander Blanco, un científico venezolano que ha dedicado su vida a la conservación del águila arpía y su entorno.