El tráfico de fauna se ha convertido en un tema tan delicado como las dificultades económicas, la lucha por los servicios públicos, la violencia u otras dificultades que se presentan en el país. Se trata de un problema de cultura, de bienestar colectivo, del entorno en que se vive.
En Venezuela, las especies más amenazadas por el comercio ilegal son las aves. En primer lugar figura el Cardenlito; la Cotorra cabeza amarilla que actualmente se encuentra sólo en Margarita, pues desapareció en todo el Caribe; y las Guacamayas bandera, verde, azul, amarilla y roja. Otras especies vulnerables son las Tortugas de agua dulce, las Perezas y el Pez tetradiamante.
Las fechas de mayor venta de estas especies se dan en Carnavales y Semana Santa por ser de mayor afluencia de turistas. Los vendedores ambulantes se ubican principalmente en la arteria vial Lara-Zulia y Falcón-Zulia.
El problema ciertamente tiene todo tipo de implicaciones: la venta de criaturas para domesticarlas lejos de su hábitat y su condición de libertad en la naturaleza, de la pérdida de la biodiversidad en el país, de peligro de extinción, del riesgo de enfermedades y el sufrimiento animal.
La directora de la Clínica Veterinaria de LUZ, Mary Cruz Alvarado, presenta las soluciones de este problema en un triángulo de opciones necesariamente entrelazadas. Opina que se debe educar a la sociedad. “La educación del colectivo es fundamental para que éste entienda las repercusiones graves que la compra de estos animales ocasiona al ecosistema y a las especies en general”, alerta.
Según los estudios que han desarrollado desde la Clínica Veterinaria de LUZ, 80% de los animales que se decomisan para regresarlos a su hábitat natural mueren, pues no hay en la actualidad una infraestructura adecuada ni el suficiente equipo especializado para atender las consecuencias de este delito.
La organización ambientalista no gubernamental Vitalis desarrolló una campaña educativa nacional llamada “Tu casa no es su casa”, con el fin de educar al ciudadano y lograr reducir el comercio ilegal de animales silvestres. Esta campaña se logró gracias a los convenios nacionales e internacionales.
“Para nosotros es importante llegar a todos los sectores y generar conciencia. Por razones culturales, la sociedad se ha acostumbrado a vivir con animales silvestre como si fuesen mascotas y la mayoría no sabe las consecuencias para el animal y el ambiente”, especifica Zoyla Martínez, directora de Desarrollo Comunitario de Vitalis.
Esta campaña llegó a Maracaibo hace tres años y no se ha repetido. Esto ha generado un olvido sobre las graves repercusiones de este problema. La profesora Mary Cruz enfatiza que debe ser una actividadconstante hasta comenzar a notar los cambios. Sobre ese propósito, menciona que la Universidad del Zulia ha implementado acciones en los últimos tres años para dictar la cátedra electiva “Manejo y Medicina de Animales Silvestres”, para los estudiantes de Ciencias Veterinarias, como una introducción en la materia y generar motivación para la especialización sobre el tema.
Cruz considera que debe efectuarse el decomiso de las ventas ambulantes de las especies. Existen varias leyes de protección a la fauna silvestre, como Ley de Diversidad Biológica y Ley Penal del Ambiente. Sin embargo, esta experta afirma que el único organismo competente para hacerlas cumplir es la Guardia Nacional, en representación del Ministerio del Ambiente, pero que en la actualidad no se conoce ningún plan, ni operativo encargado de la guardería y control de la fauna, en el estado Zulia.
Urgencia: un centro de rehabilitación
“Si se aplica la ley, la gente se cohibiría de ejecutar acciones de captura y el colectivo de contribuir con la compra”, comenta Teresita Hernández miembro de Sociedad Protectora de Animales.
Hay personas que no consideran la venta de animales silvestres como un problema, y la mayoría no tiene claro qué especies entran en la categoría de “silvestres”. Según la Ley de Protección de Fauna Silvestre, se consideran de esta especie los mamíferos, aves, reptiles y batracios que viven libremente y fuera de control del hombre en ambientes naturales y que no puedan ser objeto de ocupación sino por la fuerza. También se incluye en este grupo cierta clase de animales acuáticos que aunque no están reflejados en la Ley, forman parte del comercio ilegal.
Otra de las acciones a implementar es la construcción u habilitación de un centro de rescate y rehabilitación. Si bien el decomiso de los animales es fundamental, el problema sucesivo a esta acción radica en conseguir un lugar adecuado adonde llevarlos o el lugar ideal para devolverlos a su hábitat.
Los animales luego de ser extraídos de su hábitat natural no pueden ser devueltos sin las condiciones de seguridad adecuadas, para esto se debe buscar un centro de rescate que simule su entorno natural, función que cumple en la ciudad el Zoológico Metropolitano Parque Sur, en el municipio San Francisco del Zulia.
La demanda por el gran número de decomisos -y el colectivo que devuelve los animales por diversas razones- supera la capacidad de albergue del Zoológico debido a la falta de personal especializado y elementos adecuados.
“Urge que la ciudad tenga un centro de rehabilitación, de modo que cuando las especies ya estén curadas y sanas se puedan liberar a su ambiente. La Universidad tiene una ventaja para impulsar este tipo de infraestructura, debido a los espacios que posee y la ayuda que ofrecería a los estudiantes en sus servicios comunitarios y pasantías”, señala la doctora Cruz. Aunque resalta que la instancia responsable en primer lugar para la planificación de una estructura de este tipo es el Ministerio del Ambiente.
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