Seguro tienes bastante claro que los animales tienen sentimientos, conciencia e incluso su personalidad, pero este conocimiento intuitivo no era aceptado por todo el mundo hasta la Declaración de Cambridge, en donde la comunidad neurocientífica plantea que todos los mamíferos, aves y otras criaturas, incluyendo pulpos, tienen conciencia.
También de la misma forma ha habido numerosas personas y científicos que afirman que lo mismo de las plantas. Un ejemplo de ello es un policía de Nueva York, que se le ocurrió utilizar el detector de mentiras con las plantas de su oficina y descubrió que las plantas sentían y se comunicaban de alguna forma.
Posteriormente un científico escribió el libro «Lo que una planta sabe», en donde revela que las plantas tienen sentidos, son capaces de sentir sonidos gracias a las vibraciones, y tacto siendo sensibles al frío y al calor moderando, al agua y conscientes de su ritmo de crecimiento.
Por si fuera poco diferencian el color rojo del azul gracias a sus fotorreceptores
«Responden a sustancias químicas en el aire, a señales de luz. Sí podemos decir que ven, huelen y responden al tacto, siempre que recordemos que al usar esos términos no estamos diciendo que experimentan el mundo de la misma forma que una persona».
Hace dos mil millones de años las plantas y los humanos evolucionaron de las mismas células. Unas tomaron un camino y otras otro, pero la biología básica es la misma.
Stefano Mancuso, del Laboratorio Internacional de Neurobiología de las Plantas en la Universidad de Florencia, Italia va más allá y explica la comunicación entre las plantas capaces de avisar al resto sobre peligros que puedan asechar por medio de vibraciones y olores. Además trasfieren savia a plantas más pequeñas: «Los cuidados parentales sólo se dan en animales muy evolucionados y es increíble que se den en las plantas».
Las plantas tienen inteligencia vegetal, generan un ecosistema vivo, juegan, se relacionan socialmente y son parecidas en resumidas cuentas a los humanos: «En cada punta de las raíces existen células similares a nuestras neuronas y su función es la misma: comunicar señales mediante impulsos eléctricos, igual que nuestro cerebro. En una planta puede haber millones de puntas de raíces, cada una con su pequeña comunidad de células; y trabajan en red como internet«.
Mancuso nos sorprende con su teoría, nos dice que las plantas manipulan el entorno. Estas adquieren formas singulares para hacer creer a los insectos que están en presencia de una hembra y no solo eso sino que controlan también al ser humano. El té, el café, la marihuana, ayahuasca, peyote, san pedro, ipomea, salvia divinorum, hongos y un largo etcétera, son capaces de dominar e influir en nuestros estados mentales.
Si llegaran a extinguirse se terminaría toda la vida en la tierra. Se acabaría el alimento y lo que es peor, el oxígeno. Realmente es impresionante y de seguro difícil de admitir su supremacía.
Esta abrumadora y genial evidencia solo hace que pensemos en que el futuro no le queda otra que ser del color de la clorofila.
Fuentes consultadas: