Una foca con los ojos vendados y auriculares en sus oídos seria capaz de rastrear un pez distante usando sus bigotes para detectar las ondas hechas por su presa. Los científicos han descubierto el secreto de la extraordinaria sensibilidad de los bigotes: su forma ondulada.
Para simular el bigote de una foca nadando los investigadores hicieron un modelo y lo arrastraron a través de un tanque de agua. Un simple bigote cilíndrico se dejo caer, al igual que lo haria una antena en el capó de un auto al viento. Pero el modelo del bigote con muchas curvas en su sección transversal en forma de elipse apenas se movió, lo que sugiere que los bigotes de una foca cruzan a través del agua a toda velocidad y permanecen relativamente quietos, informan los investigadores este mes en un artículo publicado en la pagina web arXiv.
Sólo cuando se introdujo un segundo objeto en el tanque, simulando un pez, hizo que el modelo comenzará a temblar significativamente. Se hace vibrar en sincronía con los remolinos de agua vertida por la falsa presa deslizándose como un esquiador en una pista de eslalon de vórtice a vórtice.
Capaz de aprovechar de manera eficiente la energía de los remolinos, el bigote bien formado captó las ondas incluso de los lejanos remolinos generados por un «pez» de movimiento lento.
Fuente: Science magazine