Conocido como el árbol de Teneré, en el desierto del sahara una solitaria acacia era el único arbol en 400 km a la redonda. Durante siglos fue un punto de referencia para las caravanas de viajaron por el desierto. Cada año los azahari se reunían alrededor del árbol antes de afrontar el cruce del desierto del Teneré. El árbol era el último superviviente de un grupo de acacias que creció cuando el desierto no era tan seco.
El árbol permaneció aislado por décadas. Durante el invierno de 1938 a 1939 se cavó un pozo cerca del árbol y descubrieron que sus raíces alcanzaban una increíble profundidad de 36 metros, hasta alcanzar un manto freático ubicado a unos 40 metros de profundidad.
En el año 1959 el frances Henri Lhote, explorador, etnografo y experto en arte rupreste. Describió durante una expedición por el Ténéré, como el árbol había perdido frondosidad respecto a la fotografía del año 39. (Ver vídeo en YouTube parte 1 y 2)
La imagen es de 1961 y muestra al árbol de Ténéré, el que fuera el árbol más aislado del mundo, una solitaria acacia que crecía en la zona del desierto del Sáhara que cae dentro de las fronteras de la República del Niger (Africa occidental). Este árbol era el único que existía en una zona de 400 kilómetros a su alrededor.
El primer incidente de tráfico en el que se vió envuelto el Árbol de Teneré tuvo lugar en una fecha indeterminada en los años cincuenta. Originalmente la acacia mostraba dos troncos, en forma de i griega. Un camión en camino hacia Bilma chocó contra el árbol y le seccionó uno de los troncos, que acabó desapareciendo.
Parece imposible chocar contra el único árbol en 400 kilómetros a la redonda, y la única cosa visible en el horizonte. Pero sucedió. Y no sólo una vez.
Sorprendentemente, en 1973, un camionero libio, presuntamente borracho, derribó por completo la acacia al embestirla con su vehículo. Ese fue el triste final del árbol más solitario del mundo. Sus restos fueron trasladados al Museo Nacional de Níger en su capital, Niamey.
Moraleja: si bebes no conduzcas. Ni siquiera por el desierto.
Ahora, en su lugar existe una escultura de metal erigida para conmemorar al árbol solitario de Teneré.
Nota: Habrá que preguntarse si esto no será una señal más del destino final de la humanidad, si no hacemos algo pronto para cuidar lo poco que nos queda o seguimos dejando que se destruyan los bosques, se contaminen las aguas y se extingan las especies. De no hacer nada el ultimo recuerdo de nuestra raza, serán nuestras maquinas de metal.