Él es Bruno, lo conozco hace aproximadamente 6 años. Vive en San Gil, Santander, en el barrio la playa donde toda la vida han vivido mis abuelos.
Hace 6 años me lo encontré en la calle y le di de comer y lo consentí, desde ese día y sin exagerar, siempre que vengo a San Gil es como si él supiera. Llega por las mañanas y a veces por las tardes a saludar. Ladra y ladra hasta que salgo a consentirlo y darle comida, a veces hasta se asoma por las ventanas de la casa.
Es un perro que me acompaña caminando por todo el pueblo sin importar que tan lejos voy, me espera afuera de los almacenes y me acompaña de vuelta a mi casa. Una vez cruzó el rio nadando solo para saludarme. También sabe cruzar las calles solo y le gruñe a los desconocidos que se me acercan, mejor dicho ¡es un ángel!
Ya tiene más de 10 años, está viejito y con varias complicaciones, y como de costumbre vino a saludarme esta mañana, le di desayuno y jugamos un rato. Jamás había conocido un perro tan fiel y amoroso.
Si tuviera más dinero y una casa grande hace rato lo hubiera adoptado, pues es un perro que se merece eso y mucho más. Desafortunadamente le tocó vivir por fuera gracias a las decisiones que tomamos nosotros los humanos.
Hace poco me di cuenta que le pusieron un collar con una virgencita donde debería ir la placa, esto lo hicieron las personas como yo que también lo quieren y le dan comida, y de esta manera la gente en las calles viendo que tiene puesto un collar no lo trata tan mal.
El propósito de contar esta historia es para que se den cuenta que los perros que viven en la calle merecen un hogar y una persona que los quiera, los proteja y les de una vida digna. A bruno lo echaron a la calle cuando era un cachorro y le tocó esa vida, pero nosotros podemos cambiar esto adoptando perros como él en vez de comprar o vender como si fueran mercancía, o sacarle crías a nuestras mascotas y usarlas como negocio.
También debemos tener en cuenta que no solo los perros de razas finas merecen un hogar, los llamados «criollos» también, además no solo los criollos están en la calle, hay muchos perros de razas finas que también son callejeros, para la muestra un botón, la raza de bruno es Pointer o Braco Alemán.
Espero esto los inspire para la próxima vez que estén pensando en tener una mascota piensen en los perritos y gaticos que están en la calle o en las perreras esperando que alguien con un gran corazón les ofrezcan una vida mejor.
Nathalia Remolina Ordóñez
NOTA: La historia original la encontré en Facebook y decidí publicarla en el blog, ya que se ve que es una historia real y original y nos enseña que la parte mas importante de nuestro compromiso con un mundo mejor, esta en nuestras acciones y nuestra actitud.