Cuando nos referimos a la pérdida de identidad como venezolanos lo asociamos a un desprendimiento de las raíces socioculturales, costumbres y modales que nos caracterizan; pero la mayoría de la población desconoce que cada día perdemos cientos de organismos, hectáreas de bosques saludables y especies en peligro de extinción que nos identifican.
Perder un Cóndor, un Oso frontino o un metro cuadrado de glaciar, es perder nuestra identidad como venezolanos, como pueblo Andino y latinoamericano.
A pesar del increíble esfuerzo de múltiples organizaciones en pro de la conservación del Cóndor en Venezuela, poco se ha logrado por temas muy complejos que datan desde la época colonial.
Tenía 2 años que no exploraba Los Andes y volví a El Valle de Mifafi, estado Mérida, donde se encuentra uno de los últimos ejemplares de Cóndor de los Andes (Vultur gryphus) que habitan en Venezuela; nada ha cambiado, todo permanece igual y allí estaba Combatiente, ¡Qué ironía su nombre!
El Cóndor, una de las aves de mayor envergadura del planeta, especie clave en el equilibrio de los Páramos Andinos y emblema de la biodiversidad Andina, dejó de alzar su vuelo al sol desde hace mucho en Venezuela.
Esta especie fue exterminada en los páramos Venezolanos por la carencia de educación ambiental, la caza indiscriminada y la creencia de ser “brujas” que se llevan a los niños; ahora debe combatir en desventaja con el “crecimiento” del ser humano y la desidia de los organismos competentes en pro de su conservación.
Siempre expongo datos de interés científico, pero esta vez la información va más allá de conocer la biología de esta maravillosa especie, se trata de transformar nuestra identidad y la sensibilidad ambiental del venezolano para dejar atrás tanta admiración por esta tierra y enfocarnos con acciones concretas por su preservación.