Por Gustavo Franco Dorta
La Avenida “Las Delicias” ha sido motivo de orgullo de lugareños y admiración por parte de los visitantes foráneos, gracias a la hermosa arboleda que discurre desde sus comienzos, a nivel del Museo Aeronáutico hasta donde se encuentra la escultura de “El Toro”, frente al Zoológico de Maracay, el primero que existió en el país.
Además de ser quizás la primera avenida más larga que tuvo Venezuela sembrada de diversas especies de árboles, también se llevó el primer lugar al tener canales para la circulación de bicicletas.
Pero remontémonos a la historia de esa populosa avenida. En el siglo XIX, el General Páez tenía una casa de campo, justamente donde se encuentra el Zoológico y que aún subsiste. En la Maracay antigua, su centro poblado sólo se reducía a la Calle Real, hoy Avenida Bolívar, dónde se encontraban las casas de la gente más influyentes en este pequeño poblado. Con pocas manzanas, los límites del poblado no llegaban más allá de donde se encuentra hoy en día el Grupo Guevara Rojas, por el Este, y por el Oeste, prácticamente limitaba por donde hoy se encuentra el Grupo Escolar “República de México”. Por el Sur, apenas llegaba hasta donde se encuentra hoy la calle Miranda y por el Norte, lo que hoy es la Avenida Santos Michelena.
Los pobladores de aquella época, iban a pasear a unas tierras aledañas, en una zona llamada “Sabana de Paja”. Como lo indica su nombre, eran enormes pastizales, por donde culebreaban diversos ríos, siendo el principal, el Río El Castaño, cuyas aguas inundaban la zona. Era un valle que se utilizaba para criar ganado vacuno. Cuando el General Juan Vicente Gómez llega a Maracay, se enamoró de este sector. Así, en donde hoy funciona el Grupo Escolar “Las Delicias”, construyó una casa, que constituiría su vivienda privada, no la que se encontraba frente a la Plaza Girardot, donde hoy se encuentra la Plaza “Bicentenaria”, que fungía más como casa de gobierno, aunque tuviera sus habitaciones respectivas para descanso del Dictador.
El tránsito por “Sabana de Paja” era obligatorio para la gente que viajaba para Choroní. También venían cargadas las mulas con los productos agropecuarios de esa población costera. En 1916, visitó un Botánico al General Gómez, indicándole que si se sembraba el camino con muchos árboles, sería posible que la temperatura bajara en la zona dos ó tres grados. Así fue como en ese año, se inició la siembra masiva de árboles, aprovechando a los alumnos de los colegios que funcionaban en Maracay. Se pavimentó el camino, con una isla en el medio. Se decía para la época, que era un camino peligroso, a pesar de que prácticamente era una recta, pero por este mismo motivo, los conductores abusaban de la velocidad y muchos perdieron la vida transitando por la estrecha vía, que solo tenía un canal de ida y otro de vuelta.
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La isla interna que tiene hoy en día la Avenida “Las Delicias”, realmente constituye la ruta original de la época de Juan Vicente Gómez. Los pobladores comenzaron a ser más asiduos, sobretodo, para irse a pasear y bañarse en el río, habiéndose construido vía hacia “El Castaño” un dique, que surtía de agua a la casa de Gómez y ofrecía al centro de Maracay, el preciado líquido. Ese era un lugar de baños de los niños jubilados de clases.
La población comenzó a crecer, en gran parte, por una inmigración proveniente de Los Andes venezolanos, de Apure, Guárico y del edo. Bolívar, atraídos porque el centro del poder, estaba en estas tierras, buscando mejores condiciones de vida. El casco de la ciudad no daba para tanta nueva gente, y así se inició la expansión de la nuestra actual Av. Bolívar, tanto por el Este como por el Oeste. Cerca del Zoológico, donde estaba la casa de Gómez, se erigieron viviendas. Por la calle Camoruco, que sube por el lado derecho del actual Grupo Escolar “Las Delicias”, se instalaron muchas familias. Estaba entre ellas, una maestra, muy conocida para aquella época, que se encargaba de enseñar a leer a los niños, llamada Silanea Parra, que tuvo una vida bastante longeva. Tal vez queden personas por el sector que la recuerden. La Capilla que está en el Sector, fue producto de su esfuerzo.
Para los años cuarenta, ya la presión por vivienda, hacía que se concedieran permisos para urbanizar lotes de terrenos, hacia “El Limón”, Campo Alegre, alrededor del Cementerio “La Primavera” y la primera urbanización moderna con la que contó Maracay, “Calicanto”. Por cierto, ese nombre proviene del hecho que para poder acondicionar esos terrenos, hubo que canalizar muchas quebradas naturales, bastante abundantes en el sector. Los trabajos se hacían con ladrillos, poniéndolos con cal (que realmente era una mezcla de lo que hoy llamamos cemento), y los ladrillos colocando de canto, es decir, de lado. En algunas obras de pavimentación a principios de los años 70, pude ver una de esos embaulamientos. Las personas que habitan el sector no tienen idea de la cantidad de canales subterráneos que tiene la zona, que forman túneles tal como las catacumbas romanas.
Ya a mediados de los años 50, se decidió proceder a urbanizar las zonas aledañas a la “Avenida Las Delicias”. Surgió entonces la Urbanización “La Soledad”, habitada generalmente por personas de altos ingresos económicos, como profesionales, políticos, productores agropecuarios e industriales. Más modesta fue la Urbanización “El Bosque”, que comenzó a florecer en los años 60, pero rodeada de un cinturón de miseria: Los Olivos Viejos. Luego, vinieron Los Olivos Nuevos”. Igualmente, a principios de los mismos años 60, se comenzaron a construir las primeras casas de Barrio Sucre. Teniendo esta última, características de urbanización, realmente su nombre proviene de las primeras viviendas que se construyeron allí, por allá a principios de 1950, que eran muy humildes. Todavía hoy en día, persiste una división en la zona: Barrio Sucre 1 y Barrio Sucre 2. La primera, los originarios, los segundos, de la zona urbanizada con características de grandes construcciones.
La antigua Avenida “Las Delicias”, con este desarrollo urbanístico, requirió una ampliación y allí surgió los canales paralelos a la carretera original, que se salvó, gracias a los árboles sembrados en tiempo remoto.
Existe una diferencia marcada entre la “vieja” avenida y la “nueva”: el perímetro de la nueva, no tiene tantos árboles como la primera.
La reforestación de la Avenida Las Delicias en el pasado
La nueva avenida, regiamente pavimentada para aquel entonces, hizo que muchos la consideraran una autopista. Contribuía a ello, el poco tráfico automotriz y las largas rectas. No pocos han encontrado la muerte estrellándose contra los árboles. En un gran número de esos accidentes, aparte de las lamentables pérdidas de vida, también han perecido muchos árboles, derrumbados por los impactos recibidos. Famosos los accidentes de la “Curva de las Pantaletas”, ubicada entre donde funcionan Las Monjas y donde se encuentra el “Bodegón de Sevilla”.
En los años 70 hubo una campaña de reforestación de la Avenida, pues ya se comenzaban a verse claros, producto de las mencionadas colisiones y de la muerte de algunos ejemplares, producto de los años. La campaña promovida por el Concejo Municipal, sembró 2.000 árboles. Lamentablemente, se regaron en la época de sequía los primeros dos años, y luego se olvidó el asunto, como todas las cosas en nuestro país. Como reza el dicho popular: “arrancada de caballo, parada de mula”. La gran mayoría, murieron. Tan solo subsisten algunos ejemplares a nivel El Polideportivo y la entrada principal de la Urbanización La Floresta.
Como maracayero, deprofundas raíces en el tiempo y en el espacio, gracias al amor sembrado por mi familia por el terruño que me vio nacer y por otra parte, por el don de poseer una memoria visual excepcional, he visto como año tras años, la Avenida Las Delicias va quedándose desnuda. A nivel de Malariologia y los terrenos del actual Pedagógico, antes Parque de Ferias, sentido Sur-Norte, unos enormes ejemplares de “Olivos”, que cubrían con su sombra la Avenida, haciendo un verdadero túnel vegetal murieron: no son árboles longevos. De hecho, en la década de los 60, la Plaza de Toros “César Girón” estaba rodeada de esos árboles, que poco a poco, también desaparecieron.
Otros, han muerto por vejez y nunca fueron reemplazados. A principios de los 90, en la intersección de la Casanova Godoy y Las Delicias, justo al frente del Centro Médico Maracay, se construyó el Mac Donald. Talaron los árboles de la isla, supuestamente, para construir un estacionamiento. Eso ocasionó una protesta general de todos los sectores de la sociedad, inclusive, se instalaron allí diversos grupos ecológicos protestando por esa arremetida contra un patrimonio de la ciudad: los árboles de la Avenida Las Delicias. Los empresarios se vieron obligados replantar nuevos árboles y se puso bajo lupa a los funci
onarios de la Alcaldía de Girardot que autorizaron ese exabrupto. Poco tiempo pasó, y tres años después, surgió una propuesta de un Alcalde, de ampliar la Avenida Las Delicias, a costa de su isla interna: cortar todos los árboles. Nuevamente, la comunidad entera se alzó y los planes de tala, se engavetaron.
Situación actual de la avenida Las Delicias
No les puedo negar que es bastante grave. La disminución de árboles es impresionante, para aquellos que tenemos memoria. La Alcaldía se ha dado por embellecer la Avenida a punta de cemento, colocando bancos y faroles, sembrando grama e implementando sistemas de riego. Ignoro cuánto habrá costado cada metro de caminería, que no crítico, porque ha creado un espacio para el descanso y el contacto con la naturaleza. Pero no he visto un solo nuevo árbol. ¿De qué sirve tanta obra urbanística si desaparece lo que dio origen a esos espacios, es decir, los árboles?
He realizado con ayuda de Google Earth, una panorámica aérea de la Avenida Las Delicias, desde la intersección de Santos Michelena con la misma, hasta el Grupo Escolar “Las Delicias”. Convénzanse ustedes mismos: vean mapa por mapa. He dividido la Avenida en siete sectores, cada uno con fotografías satelitales, que suman 21. Es patético la situación en los siguientes sectores:
Es decir, es crítica la situación de deforestación en 14 de 21 tomas áreas: el 66,66 % está quedando sin árboles.
Propuesta para la reforestación de la Avenida las Delicias
He llegado a la conclusión que las actividades promovidas por la colectividad, son más efectivas que las gubernamentales. Es más, se constituyen en fuentes de presión para que estas últimas hagan su trabajo. Basado en un trabajo de reforestación llevado a cabo en la Avenida “El Limón”, por la iniciativa del Ingeniero Agrónomo Marco Antonio Hernández Quiñones, maracayero, se logró sembrar cientos de árboles, cuidados por integrantes de la propia comunidad. El Ing. Agron. Hernández, logró motivar entre sus vecinos, la construcción de pequeños viveros para el cultivo de árboles en sus hogares. Desde 5 ejemplares hasta 30 por familia, permitieron prácticamente reforestar la Avenida antes mencionada, sin costo alguno y con una gran motivación, que hizo que esos árboles estén hoy en día prácticamente independientes del cuidado humano.
Pienso que las técnicas utilizas por este maracayero, desde la sensibilización de los ciudadanos hasta la metodología de siembra y cuidado de los árboles en sus primeros años, se puede aplicar en “Las Delicias”. Toda la información me fue facilitada por Marco Antonio Hernández, amigo mío de la niñez.
Solamente necesitamos voluntarios, que se conviertan en multiplicadores para la reforestación de nuestro sector. Poseo contactos con el Ministerio del Ambiente, que pudieran facilitarnos la obtención de ejemplares. Pudiéramos dirigirnos a la Facultad de Agronomía, para la obtención de otros. Tenemos la gran ventaja de que estamos en los actuales momentos, experimentado el fenómeno de “La Niña”, que traerá lluvias en época de sequía en los próximos dos años. Recordemos que el nivel freático de Las Delicias está bastante cerca de la superficie, lo que permite que los árboles nuevos puedan independizarse de los riegos artificiales mucho más rápido. Sería muy interesante, iniciar la reforestación a más tardar en julio del año en curso. Eso nos ofrecería mayores posibilidades de que sobrevivan los nuevos árboles, por lo explicado anteriormente con respecto a la situación climática actual.
No me queda sino despedirme de ustedes, con la esperanza de haber despertado en ustedes el deseo de contribuir a un fin de por sí loable: un legado para las generaciones futuras.
Fuente: GARALDEM